sábado, 7 de julio de 2012
EL PRECIO DE LA LIBERTAD
En el momento que empezamos a descubrir que no hay Dios, ni paraíso, ni infierno, ni mayor espiritualidad que la vida que vivimos, empezamos a liberarnos y a darnos cuenta que no hay mayor esperanza para nosotros que aquello que podamos hacer en esta humanidad y este universo, tan vasto y tangible como nuestra propia capacidad de percepción.
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